Reseña de "Érase una vez" - Temporada 7 (2017)
"Érase una vez" (Once Upon a Time) regresó en su séptima temporada con un enfoque renovado que, aunque atrajo la atención de algunos fanáticos, dejó a muchos otros sintiéndose divididos. Esta temporada, que se aleja de las tramas originales centradas en Storybrooke y sus personajes clásicos de cuentos de hadas, introduce un nuevo escenario en Seattle y presenta una narrativa que explora la vida de los personajes de cuentos de hadas en un mundo moderno, pero con un giro.
La temporada se centra en la historia de Henry Mills, quien ahora es un joven adulto y se convierte en el protagonista principal. Interpretado por Andrew J. West, Henry busca reencontrarse con su familia y, al mismo tiempo, descubrir su propio camino como escritor. La introducción de nuevos personajes, como la madre de Henry, Cinderella (Danielle Panabaker), y la villana de la temporada, la Reina de Corazones (interpretada por la talentosa actriz de Broadway, Victoria Smurfit), trae un aire fresco a la serie. Sin embargo, la falta de algunos de los personajes originales, como Emma Swan (Jennifer Morrison), dejó un vacío que no se pudo llenar por completo.
Uno de los aspectos más destacados de la temporada es su intento de explorar temas de redención y el poder de la familia, lo que ha sido un hilo conductor a lo largo de la serie. Sin embargo, muchos críticos señalaron que la narrativa se siente desarticulada en comparación con las temporadas anteriores, donde las historias estaban más entrelazadas y cohesionadas. La nueva estructura episódica, que a menudo se siente como una serie diferente, puede alejar a los seguidores que se habían enamorado de la magia de los primeros capítulos.
Además, la producción mantiene su nivel visual impresionante, con efectos especiales y un diseño de vestuario que sigue siendo atractivo. Las transiciones entre los mundos de cuentos de hadas y la realidad moderna son creativas y aportan un aire visualmente atractivo a la serie.
A pesar de sus intentos de reinvención, la séptima temporada de "Érase una vez" se enfrenta a críticas por su ritmo irregular y por la falta de desarrollo en algunos personajes. La nueva dirección narrativa puede haber sido un intento valiente de refrescar la serie, pero a menudo se siente como un paso atrás en comparación con las temporadas anteriores.
En resumen, la séptima temporada de "Érase una vez" es un experimento audaz que, aunque ofrece momentos de magia y nostalgia, no logra capturar plenamente la esencia que hizo que la serie fuera un fenómeno en sus inicios. Para los nuevos espectadores, puede ser una introducción intrigante al mundo de los cuentos de hadas, pero para los fanáticos de la primera hora, puede dejar un sabor agridulce. La serie, aunque aún puede ofrecer entretenimiento y giros interesantes, lucha por encontrar su identidad en esta nueva etapa.